Un país que responde unido: ciencia, responsabilidad y coordinación para proteger al sector porcino y la confianza ciudadana.
HoyLunes – El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), a cargo de Luis Planas, afronta la aparición de dos casos de peste porcina africana en jabalíes silvestres en Bellaterra con una respuesta rápida, coordinada y orientada a proteger tanto la salud animal como la estabilidad económica del sector porcino. Tras treinta años sin registrar la enfermedad en territorio nacional, el país ha demostrado que cuenta con los mecanismos, la experiencia y los profesionales necesarios para contener el foco sin generar alarma.
El Gobierno ha delimitado un perímetro de control de 20 kilómetros alrededor de la zona afectada y ha reforzado la vigilancia junto a la Generalitat de Cataluña. El mensaje institucional ha sido claro: tranquilidad para la ciudadanía y responsabilidad para el sector. La profesionalidad del porcino español —primer productor de la Unión Europea y tercer país del mundo— es una de sus mayores fortalezas, y el propio ministro de Agricultura, Luis Planas, ha subrayado la capacidad del sector para aplicar medidas de bioseguridad estrictas y eficaces.
El episodio no afecta a ninguna granja ni explotación ganadera. El virus se ha detectado únicamente en fauna silvestre, y la respuesta sanitaria busca precisamente mantenerlo así. Los servicios veterinarios trabajan de forma intensiva en la zona acotada, mientras el ministerio activa todos los mecanismos para limitar el impacto económico de forma preventiva. El comercio con otros Estados miembros continúa con normalidad, salvo las restricciones estrictamente aplicadas a la zona afectada.
En el ámbito internacional, España ha intensificado las gestiones con países terceros para garantizar que las exportaciones sigan fluyendo con normalidad. China, principal destino extracomunitario, ha confirmado su aceptación del principio de regionalización: solo dejará de importar productos vinculados a la provincia de Barcelona. Esto permite mantener activos dos tercios de los certificados de exportación, mientras se trabaja para restablecer el resto con la mayor rapidez posible.
A estas acciones se ha sumado la Unidad Militar de Emergencias, que ha desplegado personal, equipos de descontaminación, dispositivos de captura segura y drones con visión nocturna para reforzar el encapsulamiento del foco. La presencia de la UME subraya el enfoque integral de la respuesta: técnica, sanitaria, medioambiental y operativa.

España ha gestionado otros desafíos sanitarios en el pasado, pero la reacción actual muestra una madurez institucional que evita la improvisación. La coordinación con Cataluña, la comunicación directa y la rapidez de actuación ofrecen un mensaje de estabilidad en un momento en el que la reputación del sector porcino es clave para la economía nacional.
El caso de Bellaterra no define un problema estructural, sino la capacidad de un país para responder con calma y eficacia ante una incidencia puntual. En un contexto europeo donde la peste porcina africana está presente en otros trece Estados miembros, España reafirma su posición como referente en control sanitario, exportación segura y profesionalización agrícola.

Este episodio abre oportunidades: actualizar sistemas de vigilancia, reforzar el control de fauna silvestre y acelerar innovaciones tecnológicas para el diagnóstico temprano. Convertir un incidente aislado en un impulso renovado es, en sí mismo, un signo de fortaleza.
La lección más valiosa es sencilla: la seguridad alimentaria es fruto de la suma entre instituciones sólidas, profesionales preparados y un sector que entiende la responsabilidad como parte de su identidad. Con este enfoque, las instituciones españolas encaran el futuro sin alarmismo y con la confianza de quien conoce su capacidad para proteger lo que produce.
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